La crisis económica de 1929, también conocida como la Gran Depresión, fue un evento de proporciones históricas que tuvo un impacto duradero en la economía global, la sociedad y la política. Iniciada en Estados Unidos, esta crisis se propagó rápidamente a nivel mundial, desencadenando una década de sufrimiento económico y transformando la forma en que se entendían las finanzas y la regulación económica.
El preámbulo de la crisis económica: los años veinte
Durante la década de 1920, Estados Unidos experimentó un período de prosperidad aparentemente interminable. La producción industrial estaba en alza, la tecnología avanzaba a pasos agigantados y el consumismo se convirtió en una característica central de la sociedad. El mercado de valores estaba en un auge sin precedentes, con inversores que veían las acciones como una vía rápida hacia la riqueza.
Sin embargo, esta aparente prosperidad estaba respaldada por una base frágil. La producción industrial superaba la demanda real de bienes, lo que llevaba a un exceso de oferta. Al mismo tiempo, el crédito fácil y las prácticas especulativas en el mercado de valores creaban una burbuja financiera que se expandía cada vez más.
El momento clave de la crisis: el martes negro
La especulación en el mercado de valores había llegado a niveles alarmantes. Los inversores, incluyendo a muchos ciudadanos comunes, se endeudaban para comprar acciones en la creencia de que los precios seguirían subiendo indefinidamente. Sin embargo, el 29 de octubre de 1929, conocido como el “Martes Negro”, el mercado colapsó. Los precios de las acciones cayeron abruptamente, provocando un pánico masivo y una oleada de ventas. Esta caída marcó el comienzo de una espiral descendente en la que la confianza en el sistema financiero se desmoronó.
Pineda Salido en su artículo La crisis financiera de los Estados Unidos, nos entrega algunos datos interesantes con respecto al martes negro y sus consecuencias más inmediatas.
“El pánico fue absoluto: en pocas horas, dieciséis millones y medio de acciones se vendieron con pérdida a un promedio del 40% (…) Para noviembre no menos de 50.000 millones de dólares se habían desvanecido como el humo”.
Todo esto, desencadenó un terrible efecto dominó que hizo colapsar la red de créditos que existía en la época. Los inversionistas no fueron capaces de devolver el dinero adeudado a los bancos, muchos de los cuales se quedaron sin dinero para cubrir la demanda de retiros por parte de clientes que tenían sus ahorros en ellos. De esta manera, una gran cantidad de bancos se declararon en quiebra, arrastrando consigo a otras instituciones y obligando a las empresas a reducir su producción y su personal.
La interconexión de los mercados internacionales y la dependencia de la financiación estadounidense llevaron a una rápida propagación de la crisis a nivel mundial. La contracción económica resultante tuvo un impacto devastador en todo el mundo. El comercio internacional disminuyó drásticamente, lo que llevó a una caída en la producción y al aumento del desempleo en múltiples países.
Impacto de la crisis económica en el ámbito social y político
La Gran Depresión tuvo efectos profundos en la sociedad y la política. El desempleo masivo dejó a millones de personas en la pobreza, sin acceso a recursos básicos. La falta de confianza en las instituciones financieras y gubernamentales produjo una sensación generalizada de incertidumbre y malestar.
Luis Bilbao y Ramón Lanza en su artículo Cuando todo falla: Anatomía de la Gran Depresión, 1929-1939 nos dan algunas cifras devastadoras en torno al desempleo luego de la Gran Depresión, que llegó a su punto más alto en 1932, dejando a 1 de cada 5 personas sin trabajo en los países más desarrollados. Los autores señalan:
“La tasa de paro (…) fue más elevada en los países más industrializados, como Estados Unidos (23,5% en 1932) y Alemania (17,2% en 1932), o en los exportadores de productos primarios, como Australia (19,1% en 1932)”.
Por otro lado, el sufrimiento causado por la crisis sirvió como caldo de cultivo para movimientos políticos extremos en todo el mundo. El surgimiento del nazismo en Alemania y el auge de movimientos populistas en otros lugares fueron en parte resultado de las condiciones económicas precarias y la desconfianza en el sistema establecido.
Respuestas a la crisis y lecciones aprendidas
Para abordar la crisis, los gobiernos tomaron medidas sin precedentes. En los Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt implementó el New Deal, un conjunto de programas y reformas que buscaban revitalizar la economía y proporcionar alivio a los afectados por la depresión. A nivel internacional, se reconocieron las deficiencias en el sistema financiero y se implementaron regulaciones para evitar una especulación excesiva y garantizar una mayor estabilidad económica.
Ana Martínez en su artículo La gran depresión, el new deal y el trabajo social nos entrega una visión panorámica sobre el impacto del new deal en Estados Unidos.
“El New Deal contribuyó a mitigar las consecuencias de la Gran Depresión pero solo de manera parcial. En 1939 la inversión presentaba aún bajos niveles y el paro se situaba en torno a nueve millones y medio de desempleados. Sería en el marco de una economía de guerra cuando, en 1941, los Estados Unidos tendrían niveles muy próximos al pleno empleo”.
Al igual que Estados Unidos, muchos otros países aumentaron el gasto fiscal para realizar ayudas sociales e implementaron nuevas leyes para regular de mejor manera la economía. Es importante destacar que las economías mixtas se volvieron cada vez más comunes a partir de aquella época, dando a entender que la fórmula de un capitalismo sin control había fracasado. Con el paso del tiempo los bancos e inversores se encontraron con cada vez más regulaciones, que de alguna forma contribuyeron a mantener todo en cierto orden. En cualquier caso, ninguna regulación hasta la fecha ha evitado que siga habiendo nuevos periodos de crisis.
Conclusión
La crisis económica de 1929 fue un punto de inflexión en la historia económica y política del siglo XX. La Gran Depresión demostró la fragilidad de los sistemas financieros sin regulación y las consecuencias devastadoras de la especulación desenfrenada. Además, dejó una marca indeleble en la conciencia colectiva sobre la importancia de políticas económicas equilibradas y sistemas financieros sólidos.
Si bien la economía eventualmente se recuperó, la lección de la Gran Depresión continúa resonando en las discusiones sobre la regulación financiera, la inversión responsable y la necesidad de abordar las desigualdades económicas para prevenir futuras crisis de magnitudes similares.
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Referencias
- Pineda Salido. La crisis financiera de los Estados Unidos. Revista Aequitas, Volumen 1,
- 129-214 (Este enlace lleva a la descarga directa del artículo) https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3819462.pdf
- Maddison, Angus (1991). Historia del desarrollo capitalista, sus fuerzas dinámicas. Una visión comparada a largo plazo. Barcelona, Ariel.
- Bilbao Luis, Lanza Ramón. Cuando todo falla: Anatomía de la Gran Depresión 1929-1939. Universidad Autónoma de Madrid. https://www.elsevier.es/en-revista-cuadernos-economia-329-pdf-S0210026609700342
- Martínez Rodero Ana. La Gran Depresión, El New Deal Y El Trabajo Social (2017). Antropología Experimental nº 17, 357-374. https://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae/article/view/3800
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